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PARPADEOS

REFLEXIONES

ENTREVISTA A JORGE ALGORA PARA

ENTREVISTA A JORGE ALGORA PARA

http://ollodevidro.gal/conversas/17

EL PORQUE DE MIS CALLES

EL PORQUE DE MIS CALLES

Con once años terminaba muy tarde las clases de solfeo en Opera, el único conservatorio de Madrid. El Metro me dejaba en el Puente de Vallecas y aunque mi madre me había dado las tres cincuenta pesetas que costaba el autobús hasta mi casa, en el barrio de Entrevías, yo prefería ir caminando.En invierno las calles estaban solitarias y se escuchaban mis pasos durante todo el recorrido que desde la calle Melquíades Biencinto, paralela a la vía del tren, hasta la Avenida de San Diego, algo más transitada. Tenia que atravesar un túnel, mal iluminado, bajo las vías, para llegar a mi calle, Sierra Contraviesa. Durante el paseo me distraía con las luces de las ventanas, con los olores que surgían de las cocinas y con la sensación de frío que se colaba por los bordes de mi capucha. El paseo podía durar unos veinte minutos, tiempo suficiente para las cosas que se iban sucediendo, provocaran mi imaginación hilando historias acerca de las personas que salían a tirar la basura, paseaban a su perro, regresaban a casa tras tomar unos vinos en único bar que aún estaba abierto, o me regalaban un fragmento de su cotidianeidad, ignorantes de que un niño había detenido los ojos en su ventana. Esos paseos me hicieron amar los barrios, crearme una imagen de la vida de sus gentes y me convirtieron en observador. Supongo que por eso en mis películas, esas hileras irregulares, construidas con materiales baratos en los que el tiempo y el uso dejan rápidamente su huella, esas pequeñas casas en las que la vida se ve obligada a desbordarse, son el escenario principal. Calles en las que puede pasar de todo porque están diseñadas para eso, en las que suenan voces en los porteros automáticos preguntando por alguien que ya no está,  en las que las parejas abrazadas buscan la sombra de la mirada del padre que vigila en el balcón, calles en las que los borrachos gritan sus obsesiones y sobre las que las mujeres cuelgan con cariño, la ropa de sus hijos… Barrios que en Buenos Aires se puede llamar La Boca, en A Coruña El Temple, en Sagunto El Puerto, o en Barcelona El Raval. Lugares habitados por las mismas personas que cuando empezaba mi adolescencia, me regalaban un fragmento de su cotidianidad tras las ventanas y que hoy se cuelan por el objetivo de mi cámara.

El día 10, nos ha dejado el profesor y amigo Ricardo Doménech. Un sabio del teatro, un investigador de la literatura y uno de los hombres más generoso y bueno que he conocido.

En el diario El País se dice de él que era el depositario del teatro español del siglo XX y que fue el gran nexo entre la dramaturgia republicana, del exilio y la contemporánea.

Para mi era el hombre de la ilusión permanente, de la sonrisa que te ayudaba a seguir y el amante de todo lo que los libros y la literatura representaban.

Ricardo, en la escuela de Arte Dramático me enseñaste la relación mágica que existía entre Lorca y en Valle-Inclán.  

Luego abriste casa en A Coruña, para escribir en un estudio, al que llamabas “tu submarino”.

Durante esos años nos regalaste, a mi y a Susana, encuentros estimulantes, que han cambiado mi manera de ver el mundo.

Gracias por habernos dejado compartir parte de tu tiempo.

O verdadeiro heroísmo consiste en converter os soños en realidades e as ideas en feitos.


Alfonso Daniel Manuel Rodríguez Castelao nació en la ciudad coruñesa de Rianxo, España, en 1886; murió en el exilio, en Buenos Aires (Argentina), en 1950. Importante político, escritor, pintor, y dibujante gallego. Fue uno de los padres del nacionalismo gallego.