Por Oscar Ranzani. PAGINA 12. Miércoles, 19 de marzo de 2014
Después de El niño de barro, el cineasta español vuelve a elegir Buenos Aires como escenario cinematográfico. Algora dice que su nueva película, en la que se mezclan pasiones extremas y guiños borgeanos, tiene algo de “comedia irónica”.
Buenos Aires tiene un sabor especial y es motivo de inspiración para el cineasta español Jorge Algora: así como en 2007 filmó El niño de barro, largometraje de ficción basado en los asesinatos de Cayetano Santos Godino, popularmente conocido como el Petiso Orejudo, uno de los más famosos asesinos seriales de la Argentina, ahora repite escenario en Inevitable, que se estrena mañana jueves en la cartelera porteña. Es el propio cineasta el que admite que el regreso a la tierra del 2 x 4 tuvo su génesis cuando un productor le comentó que había comprado los derechos para la adaptación al cine de la obra teatral Cita a ciegas, de Mario Diament. “Le había gustado El niño de barro, se contactó con mi productora de España y, a partir de ahí, empezó todo”, cuenta Algora a Página/12. “Por un lado, yo llevaba bastante tiempo tratando de encontrar un texto donde la fuerza la tuvieran principalmente los actores. El niño de barro era una película en la que los escenarios y la recreación histórica eran lo más destacado y quería una película que me permitiera tocar carne actoral y sentimientos actorales”, agrega el director de Inevitable, que también tiene una importante carrera como documentalista.
No sólo escenario porteño eligió Algora para Inevitable (otra parte está rodada en Santiago de Compostela), sino que también convocó a actores argentinos muy reconocidos como Federico Luppi y Darío Grandinetti, a quienes se suman Antonella Costa, Carolina Peleritti y la española Mabel Rivera. El film presenta a Fabián (Grandinetti), un ejecutivo eficiente de un banco que cumple a rajatabla con sus obligaciones. Está casado con Mariela (Peleritti), una psicoanalista muy equilibrada pero poco pasional que tiene como paciente a Olga (Rivera), una mujer amargada que trata de volcar su frustración sobre la terapeuta. Todo parece indicar que la vida de Fabián y Mariela está armada y que no tienen grandes inconvenientes. Pero cuando muere un compañero de trabajo de Fabián, éste parece desmoronarse, a pesar de que no tenía una sólida amistad con él. Es en ese momento cuando, en medio de un descanso en el parque, Fabián conoce a un famoso escritor ciego (Luppi), quien no sólo intenta ayudarlo, sino que también lo aconseja sentimentalmente. Guiado por sus consejos, Fabián entabla una relación con Alicia (Costa), una joven escultora, a la que ve como su amor inevitable. Y su personalidad cambia notoriamente o surge lo que tenía reprimido, porque a Fabián se le desata una pasión incontrolable por Alicia que le hará descuidar su vida en todos los aspectos. Al principio, ese amor es gratificante, pero tanta pasión desembocará en decisiones extremas.
–Usted definió a Inevitable como “un drama romántico” y algunos críticos han señalado que se trata de “un thriller emocional”. ¿Está de acuerdo con esta definición?
–Como siempre, no me ciño a los géneros, pero una parte de la película tiene algo de thriller emocional. Y después de la pasada en Pantalla Pinamar, pude testear lo que siente el público argentino y agregaría que tiene algo de comedia irónica. Cuando entra la paciente española que tiene mucha polenta, mucho carácter y que rompe la dinámica de la psicóloga que es muy estricta, el público se pone en clave de sonrisa e incluso también sigue la ironía de los diálogos del ciego. Es decir que va manteniéndose durante toda la película hasta que el clima crece hacia otro lado, un poco más al punto dramático.
–¿Buscó mostrar el camino hacia la autodestrucción que transita un hombre que parece tener todo en su vida?
–Sí. Evidentemente es una escalada, un descenso a los infiernos. En el fondo, son los infiernos de la vergüenza ajena más que del tema social. Es un descenso casi asumido: Fabián decide recorrer ese camino y lo que pasa es que lo recorre como yo trato siempre a los personajes: como antihéroe. Busco que estos procesos inspiren más tema, que ese descenso o esa autodestrucción primero permitan ver a un personaje totalmente equilibrado que es capaz de humillarse por una pasión.
–En ese sentido, ¿las pasiones son siempre sentimientos extremos?
–Lo apasionante lleva al extremo si uno no tiene la mesura y el autocontrol suficientes. Entonces, aquí hay una cuestión que tiene mucho que ver con el período de los años ’80 que retrato en la película y que se asocia también perfectamente a lo que fue la época de la transición en España: es el pasar de una dictadura a un período más libre en el que determinadas personas que venían de lo estricto chocan con las personas que quieren ser libres. Entonces, eso es lo que sucede en la historia: frente a alguien que ha estado perteneciendo a un status, de pronto llega la libertad, la capacidad de decidir y la informalidad de una serie de cosas, y la persona siente que eso lo impacta porque lo han estado dominando todo el tiempo.
–¿Las distintas características de los personajes tuvieron como objetivo indagar en las diferentes maneras de interpretar el amor?
–Evidentemente, en eso juega un papel importante Carolina Peleritti, que manifiesta el amor más equilibrado de todos los personajes. Están los extremos del amor platónico, el amor apasionado y, por otro lado, el de esa persona generosa que incluso es capaz de perdonar.
–¿Pueden fundirse el amor platónico y el carnal o es una utopía?
–Muchas veces pasa que el amor platónico se transforma en carnal y luego se convierte en cotidiano. Creo que si se cuida, el amor siempre se mantiene. También es una cuestión de mucha suerte, de encontrar ese equilibrio entre las cosas que vas a compartir con el otro.
–¿Incluir a un escritor ciego fue una manera de homenajear a Jorge Luis Borges?
–Hablamos de los mundos paralelos, es un ciego que es un escritor famoso, es de Buenos Aires y, de alguna manera, eso va flotando. Pero nosotros no hemos querido señalar al escritor. Lo que hemos pretendido es que el espíritu de la sugerencia de los mundos paralelos, de lo inevitable de ese universo borgeano de la literatura, al igual que sucede en el libro de Mario Diament, estuviera ahí presente.
–¿Y qué es lo inevitable en su vida?
–Rodar películas en Argentina (risas). Es algo que realmente no he buscado específicamente, sino que se va presentando y parece como algo inevitable que se repite. En este caso, era necesario tener ese parque de Buenos Aires, donde se encuentra ese ciego con Fabián. Podría ser otro ciego de otro lugar, pero tenía que dejar constancia de que ese famoso escritor ciego vivía en los años ’80 en Buenos Aires y era posible que esta historia ocurriera.