El día 10, nos ha dejado el profesor y amigo Ricardo Doménech. Un sabio del teatro, un investigador de la literatura y uno de los hombres más generoso y bueno que he conocido.
En el diario El País se dice de él que era el depositario del teatro español del siglo XX y que fue el gran nexo entre la dramaturgia republicana, del exilio y la contemporánea.
Para mi era el hombre de la ilusión permanente, de la sonrisa que te ayudaba a seguir y el amante de todo lo que los libros y la literatura representaban.
Ricardo, en la escuela de Arte Dramático me enseñaste la relación mágica que existía entre Lorca y en Valle-Inclán.
Luego abriste casa en A Coruña, para escribir en un estudio, al que llamabas “tu submarino”.
Durante esos años nos regalaste, a mi y a Susana, encuentros estimulantes, que han cambiado mi manera de ver el mundo.
Gracias por habernos dejado compartir parte de tu tiempo.
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