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PARPADEOS

RODANDO EN ARGENTINA

RODANDO EN ARGENTINA

En el 2003, la economía Argentina parecía haber tocado fondo, una lamentable política económica había encerrado las ilusiones de ese gran pueblo en “el corralito”.  Por aquellos días, un argentino me hizo llegar un guión que se titulaba “El niño de barro”, la historia que contaba, me dejó tan impresionado que poco tiempo después estaba aterrizando en el aeropuerto de Ezeiza para comenzar una aventura cinematográfica que hoy esta a punto de concluir.

La ambientación de la película es 1912, una época en la que Buenos Aires era la Meca del mundo y a ella llegaban millones de emigrantes buscando un futuro mejor pero como la historia se repite, aquel viaje para muchos se convertiría en un infierno. Y eso es lo que le pasó a la protagonista de nuestra película, Estela Montero (Maribel Verdú), una gallega que tuvo que emigrar, que allí se quedó embarazada y que durante la película se verá obligada a luchar desesperadamente por la vida de su hijo, Mateo (Juan Ciancio), un niño diferente. 

Pol-Ka (El hijo de la novia, Luna de Avellaneda), la productora Argentina de “El niño de barro” se encuentra en el barrio de “Palermo Hollywood” una zona residencial de la ciudad en donde abundan las productoras de cine y televisión, desde ese lugar privilegiado fuimos haciendo realidad esta película que sobre el papel parecía imposible. 

En el mes de Abril de este año viajamos desde Galicia a Buenos aires un equipo compuesto por la productora ejecutiva, Susana Maceiras, el director (Jorge Algora), el director de fotografía (Suso Bello) y el ayudante de dirección (Hector Carré), desde Cataluña nos acompañó el director de producción Eduard Vallés. En Argentina nos encontramos con el equipo más numeroso con el que habíamos trabajado, a pesar de que todos tenemos una experiencia de más de veinte años en el medio audiovisual, más de doscientas personas trabajando en los diferentes departamentos (Arte, vestuario, producción, dirección, FX…) en aquellos momentos fui verdaderamente consciente de la película y de la responsabilidad que tenia entre las manos: Encajar un plan de rodaje difícil con los férreos sistemas de los sindicatos argentinos, la selección de 35 actores, diseñar íntegramente un vestuario de época para los actores principales y disponer de más de 1000 figurantes… Los frentes que se iban abriendo parecían no agotarse nunca. 

Uno de los grandes retos era construir una feria de época en la que funcionara un tiovivo tirado por un caballo real, me había documentado y sabia que en 1900 las calesitas eran así, pero parecía ser el único que tenia ese dato, la fortuna se puso de mi parte, ya que por aquellos días, coincidiendo con la gran  Feria del Libro que se celebra en la ciudad en el mes de mayo, se presentaba un libro titulado “La historia de las calesitas en Buenos Aires”, el libro no mostraba ninguna imagen que demostrara mi teoría pero durante la presentación conocimos a un calesitero de noventa años que la confirmó, pero también nos dijo que ya no existía ninguna calesita de aquellas y construir algo parecido se hacia económicamente complicado… Ya estaba apunto de empezar a buscar otras opciones, cuando en La Plata, una ciudad a 100 Km de la Capital, nos informaron que podía haber una. Fuimos a verla y allí estaba, la última calesita del mundo con una calle central para que un caballo real, de los grandes, pudiera mover aquellos centenarios caballitos de madera.

Otra de las dificultades de “El niño de barro” es que parte de las acciones se desarrollan en las calles del arrabal porteño y cuando digo calles no estoy hablando de frontales de edificios, sino de edificios a ambos lados, por los que circulan autos y carretas y existe vida comercial. En la película se describen 14 calles de diferente nivel social. Este reto si que parecía insalvable, Buenos Aires es una ciudad que tiene rincones que representan cualquier arquitectura desde el siglo XIX hasta hoy, pero el desorden urbanístico de los últimos decenios hace imposible encontrar calles del 1900 y menos tantas.

Después de dar mil vueltas y con el desesperado pensamiento de que la película no se podría rodar en esa ciudad rebelde y caótica, un domingo el director de producción y yo agarramos un “remix” (coche con conductor) y nos fuimos a San Antonio de Areco la “Cuna de la tradición gauchesca” como se lee en un cartel a la entrada de la localidad, y allí se estaban aquellas calles del Buenos Aires del 1900, tal y como las había visto en mis visitas de documentación al extenso archivo fotográfico del Museo de la Nación.

Otro pequeño inconveniente era que en la película aparecen muchos niños, niños que juegan, que corren… pero también que son acosados sexualmente y que mueren. Si se trata de una película bastante dura, pero también apasiónate y diferente. Pienso que los argentinos están dotados para la interpretación desde que nacen y por eso fui capaz de encontrar, con la ayuda de mi director de casting Walter Rippel un elenco de nueve niños actores entre los 20 meses a los 16 años, que así lo demuestran. La producción articuló medidas para que los menores estuvieran especialmente cuidados: psicólogos, maestros, expertos en juego dramático, dobles de acción… Hay que decir, en honor a la verdad que en esta película, aunque no lo parezca, no se ha hecho sufrir a los niños, ni a los animales, otra cosa será la tensión que sufran en sus butacas los espectadores.

Los días y las noches de rodaje fueron largos, agotadores y muchos de ellos fríos, ya que la película se rodó en pleno invierno, aún así, muchos piensan que nos hemos salvado y lo cierto es que en algunos días de rodaje en el mes de Julio, el equivalente aquí al mes de Diciembre, algunos miembros del equipo trabajaban en “remera” (camiseta de manga corta). Confirmando lo que dicen por allí y por aquí que el tiempo se está volviendo loco. 

El caso es que después de cinco meses en La Argentina (Con negociación de permiso de trabajo incluido), “El niño” había nacido y estaba fuerte y sano. 

No me quiero extender con los detalles de un cierre de rodaje emocionantemente calido, solo deciros que en el ambiente se percibía la sensación de que entre todos habíamos echo algo grande. Tal vez lo único que podría haberse cargado este rodaje es que la selección de Argentina hubiera llegado a la final contra España en los Mundiales de fútbol, eso si hubiese sido insalvable porque os puedo asegurar que por aquellas tierras, el fútbol es más que una religión.



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6 comentarios

maríaf -

Acá en La Plata todavía NO la están dando.

maría f -

Siento mucha ansiedad por ver la película. Estoy leyendo lo que sale en Internet pero acá en La Plata todavía la están dando. Tengo ganas de ver a Daniel, de quien recuerdo su pasión y su compromiso con la carrera que había elegido.

Mario Moscoso -

Mis más gratos y calurosos saludos a todos los que han realizado "El niño de barro". Tuve el honor de componer a Benito Lupoff, de reencontrarme con Daniel Freire después de tantos años, compartir escena con Marivel Verdú y conocer a Juan Ciancio y Abel Ayala y por sobre todo a Jorge Algora, todo un maestro tanto en lo artístico como en lo humano ya todos los que han conformado ese maravilloso equipo... y bueno... que más puedo decir... hay palabras que no se pueden decir porque si las hubiera nadie entedería su significado; nos entienden cuando pedimos pan, agua o hasta un beso, pero nadie me podrá quitar esa mano amiga que me abrasa el corazón por haber compartido este maravilloso trabajo. ¡Que los duendes los acompañen en esta travesía! ¡Mis más calurosos saludos y un enorme abrazo! ¡Que suenen los tambores que el cine está de gala!

Christian BUSQUIER -

Como guionista fue un placer trabajar con Jorge y con Susana. Desde el momento en que soñe allá por el año 2002 con que ese relato en mi mente iba cobrando forma hasta llamarse El niño de barro y que podía llegar a ser un film intenso, hasta su escritura misma en las primeras versiones del libro cinematográfico en el que más tarde se interesó Adivina Producciones, supe que la historia, los temas, los personajes, tenían tanto una calidez como un compromiso humano muy arraigado con la realidad actual. Los tabúes de la sociedad parecen haber cambiado bien poco desde 1912, el sentido de lelatad se mantiene pero la humanidad parece haber ido perdiendo otros valores, se ha ido deshumanizando, niños en la calle, racismo, violencia, laten hoy en el seno de la sociedad moderna como ayer. El sentido de tragedia y de suspense que agobia todo film fue una idea que rondó en mi cabeza desde el principio, así como la necesidad de que fuese un relato de época, para remarcar ese terror tan humano y tan cercano, tan frágil, y que el espectador pueda entender el lazo fuerte que lo une con el presente inmediato. Adradezco a Jorge por haber entendido esta idea desde el principio, y fue su invalorable visión la que alimentó el guión hasta llegar a ser lo que tenía que ser: un film intenso y comprometido. El aporte de Hector Carré y Jorge en las versiones posteriores fueron reforzando este clima y apuntalando el film que debía ser. El aporte de Susana Maceiras, detrás de Jorge y de todo el proyecto, fue el pilar fundamental, y es necesario conocer la tarea ardua desde la producción, tanto de ella como de todo el equipo de Advina, para imaginar que semejante desafío podía llegar a buen puerto. Y creo que para sorpresa de todos lo hizo, y muy holgadamente. Desde los técnicos, en todos y cado uno de los rubros hasta los actores, demostraron ese compromiso vital con la visión del filme, y es lo que también lo hizo posible. Marivel, Daniel, Abel, Chete, Oscar, Alejandro, algunos de los muchos actores involucrados en el puntilloso casting, dan carnadura con calidez y personalidad a cada personaje. Eso también lo hace un film único. El arte se suma, y la música, y la fotografía, y el vesturia, y la producción, y todo estuvo aceitado. Todo estuvo impecable y eso se palpa en la pantalla. El niño de barro es un policial con algunos ingredientes de suspense y terror, y es algo más. Espero que los espectadores se lleven esta sensación. Jorge y su equipo abren la puerta desde sus imagenes. Y el relato está allí para ser interpretado, leído, y disfrutado, a pesar de su temática fuerte. Gracias a Jorge y Susana por confiar en aquel guión orignal que les acerqué timidamente en el Al-Invest. Gracias también por hacer posible este viaje. ¡Salud y larga vida a El niño de barro!

Mario Linstovich -

Esta pelicula, es la mejor que voy a ver en mi vida
con la actuacion de Maribel verdu, Daniel Freire yAbel Ayala, te das cuenta el tipo de pelicula que vas a ver

Francisco Moore -

Como parte del equipo tecnico Argentino, es emocionante leer algo asi! Espero verlos pronto en la Argentina. Un Saludo Grande a todo el equipo Español!